Menos es más: 3 actitudes que tienes que reducir en tu vida
El eslogan menos es más ha estado acompañándome desde hace un año. ¡Y la verdad es que me encanta! Esta frase es aplicada en distintos ámbitos. Por ejemplo, con tal de evitar la extravagancia como es el caso de los diseños artísticos o para no llegar a la redundancia en lo relacionado a la elaboración de algún documento escrito. Con respecto a las posesiones también tiene una aplicación importante y de hecho fue en este aspecto en donde conocí mi querido lema menos es más y empecé a ser influenciada en agosto del año pasado por él, mientras me acercaba al minimalismo (tendencia que busca reducir).
Te daré un ejemplo simple, de seguro alguna vez has visto en tu casa o alguna otra, una mesa o estantería llena de figuras de cerámica que cuando se llenan de polvo deben ser limpiadas, digamos que hay unas 15 figuras y cada una toma un minuto limpiarla, bueno si se tiene menos de esos adornos se dedicaría menos tiempo despolvando. Entonces menos figuritas más tiempo disponible. Sencillo.
Ahora, tú no sigues este blog para obtener tips de limpieza, ¿verdad? Así que déjame ir al punto.
En nuestra vida es igual. Tenemos actitudes negativas que hemos adquirido con el tiempo por culpa de nuestra naturaleza pecaminosa y el mundo caído que nos rodea, estas actitudes nos impiden crecer y reflejar a Cristo. Por eso leemos que Pablo, en varias ocasiones, motiva a los cristianos a quitarse o dejar algunas cualidades que ya no deben ser parte del creyente.
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.
Efesios 4:31
Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.
Colosenses 3:8
Quiero hablarte de tres actitudes que manifestamos con frecuencia y deben ser reducidas cuanto antes en nuestro andar cristiano. Lo ideal sería erradicarlas por completo, esta debe ser la meta. Sin embargo, sabemos que el proceso de santificación es progresivo y no será 100% perfecto de este lado de la eternidad, pero nuestra labor, con la ayuda de Dios, es lograr reducirlas para obtener más virtudes que sí nos ayudaran y encaminaran a tener cualidades de bendición y edificación personal.
1. Menos queja, más gratitud
La queja es un reflejo de disgusto, molestia, inconformidad. Nos quejamos por lo que nunca hemos tenido y deseamos, por lo que tuvimos y ya no poseemos, nos quejamos porque la vida no sucede como queremos o esperamos. Cuando nos quejamos estamos pasando por alto todo lo que Dios sí nos ha provisto y por lo tanto no agradecemos sus infinitas bondades. No somos merecedoras de nada y Dios nos ha dado tanto…
Si te detienes y haces un inventario te darás cuenta que tienes mucho, (salvación, salud, familia, hogar, trabajo, etc.) así que aprende a estar satisfecha con lo que Dios te ha dado y donde te ha puesto hasta este momento.
Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en cristo Jesús.
1 tesalonicenses 5:18
2. Menos preocupación, más oración
Hay tantas cosas que nos ponen ansiosas, algunas hasta parecen razonables. Pero la preocupación surge de un corazón que intenta controlarlo todo y se da cuenta que no controla nada. No somos Dios… pero somos Sus hijas. Nuestro padre nos ama, cuida y sabe de qué cosas tenemos necesidad (Mt 6:8). Por eso con ternura nos invita a no afanarnos.
Más bien el llamado es a orar, a confiar en Aquel que sí tiene potestad de cambiar las cosas y proveer para nosotras.
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
Filipenses 4:6
3. Menos egoísmo, más servicio
Vivimos tan ensimismadas, centradas en nosotras mismas. En 2 Timoteo 3:1-5 hay una lista de pecados que serían comunes en las personas en “los últimos días”, dentro de ellos están los amantes de sí mismos, en otras palabras, los egoístas. Esta mala actitud hace que, quien la posea, no se interese por las necesidades y el bienestar de los demás.
Pero cuando quitamos la mirada de nosotras y pensamos en las personas que Dios ha puesto a nuestro alrededor, buscaremos oportunidades para servirles ya sea con nuestro tiempo, dinero, habilidades, etc.
Jerry Bridges sugiere que una buena prueba para medir el grado de egoísmo es reflexionar en algunas conversaciones que hemos sostenido con alguien y detectar cuánto tiempo pasamos hablando de nuestras cosas y compararlo con el tiempo que invertimos en escuchar a la otra persona y hablar de lo que a el o ella le interesa.
No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
Filipenses 2:4
BONUS
Menos de mi más de Él
Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.
Juan 3:30
O como lo expresa otra versión:
Él ha de ir aumentando en importancia, y yo disminuyendo. (DHH)
Más de Cristo y menos de nosotras. Eso nos ayudará a reducir muchísimas actitudes negativas de nuestro carácter. Oremos que Él sea formado en nosotras cada vez más y más. Que lleguemos a la medida de la plenitud de Cristo (Ef. 4:13) y seamos conformadas a Su imagen.