Sensibles a la voz de Dios
Esta semana quiero aprovechar para compartir contigo cuál fue el resultado de tener un corazón dispuesto a escuchar la palabra de Dios y ser obediente a ella.
Contrario a los que muchos creen escuchar la voz de Dios no es algo sobrenatural (aunque pudiera darse el caso ya que temenos un Dios soberano). Hay muchas maneras en las que Dios nos habla de manera práctica y sencilla: por medio de su palabra, a través de personas, por medio de situaciones que estemos atravesando, por medio de la oración, etc. Dos requisitos que necesitamos para escuchar su voz es estar atentas y tener un corazón dispuesto a obedecer.
La semana pasada asistí a una conferencia titulada “There is more” realizada por Hillsong Church. El primer día de la conferencia el pastor de la iglesia de Hillsong en New York, Carl Lentz, hablaba sobre nuestro rol como hijos de Dios y sobre qué cosas deberían caracterizarnos como seguidores de Cristo. Algo que él mencionó que me llamó la atención fue cómo Dios nos ha llamado a ser reconocidos por el amor que debemos tener el uno por el otro, así como Cristo nos ha amado.
Mientras estoy sentada escuchando el mensaje sobre la importancia de amar a otros así como Dios me ha amado me llega a la mente el nombre de una ex compañera de universidad que hace un mes se comunicó conmigo para dejarme saber que le gustaría aceptar la invitación que le hice hace como dos años de ir a mi iglesia. A todo eso duré como cuatro semanas sin ir a la iglesia (cero judgment here) y al final no había podido llevarla conmigo a la iglesia.
Mientras estoy escuando el mensaje el nombre de ella me viene a la mente y siento directo de parte del Señor el que la invite para el último dîa de la conferencia. Al otro día, le hago una llamada a mi compañera de universidad y le externo la invitacíon para asistir conmigo a la conferencia el último dîa y ella acepta. Para no extenderles la historia, mi compañera el viernes pasado aceptó al Señor como su salvador personal y fue conmigo a la iglesia el domingo. Cabe resaltar que antes de yo decirle para ir el domingo a la iglesia, ella se me adelantó y me dejó saber que le gustaría ir.
¿Por qué te comparto esta historia?
Porque la mies es mucha y los obreros pocos. Porque hay tantas cosas que Dios está dispuesto hacer en el mundo y el quiere usarnos para su gloria pero para ello debemos tener un corazón sensible a su voz y dispuesto a accionar. Yo pudiera haber decidido no llamar a mi compañera de clases y no darle importancia al hecho de que Dios la puso en mi mente mientras escuchaba ese mensaje, pero gracias a Dios que no fue el caso porque de lo contrario me hubiera perdido de la bendiciíon de ser el instrumento que Dios utilizara para dirigirla a los pies de Cristo.
Nunca subestimes lo que Dios puede hacer por medio de ti: lo que dices, como actúas, como piensas, cuán generosa, amable, y atenta eres con las personas a tu alrededor, todo ello tiene el poder de presentarle a los demás a Cristo.
Las personas pueden ver a Cristo a través de lo que hacemos. Hay una frase que me gusta mucho la cual dice:
“Tu vida puede ser la única Biblia que otras personas lean”.
Analicemos cuán Cristocéntrica es nuestra vida. Piensa si aquellas personas que te rodean y que aún no conocen de Cristo pudieran llegar al conocimiento de El por medio de tus buenas obras. Si tu respuesta es si, continua siendo luz en la oscuridad. Si tu respuesta es no, es tiempo de que empieces a reflejar el carácter de Cristo en tu vida teniendo en cuenta que tu vida puede ser un puente a través del cual otros conozcan de Cristo. Como dijo Pablo: “Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres” 2 Corintios 3:2.