La tarea pendiente de amar a los demás
Jesús fue un gran maestro, sus enseñanzas definitivamente causaron controversia en su entorno por lo radical y diferente de su discurso. Hoy en día, sus lecciones siguen siendo igual de impactantes cuando las leemos a través de los evangelios. Y era de esperarse, pues Jesús no fue solo un maestro brillante, fue Dios mismo encarnado y el Salvador del mundo.
Una de esas enseñanzas de gran relevancia que vemos en la biblia, es acerca del amor al prójimo. Mucho se habla sobre esto y para ser honesta, es poco lo que aplicamos. Aunque en la actualidad la cultura pareciera dar un lugar importante al amor y el buen trato a los demás, a través de la tolerancia y la aceptación, esa no es la atmosfera que respiramos.
En lo particular, fui muy confrontada al respecto al ver actitudes en mi conducta que iban muy lejos de lo que Jesús nos ordena a hacer. Empecé a notar que no quería buscar al que no me buscaba, no quería seguir dando de mis recursos (tiempo, energía, dinero) a quienes tampoco mostraban disposición alguna en hacerlo hacía mí, hasta que entendí que no se trata de mi, que no es de débiles mostrar amor y generosidad a aquellos que al parecer solo buscan beneficiarse de nuestra bondad.
La línea entre ser usados por otros y servir desinteresadamente es muy fina, y a veces puede ser difícil identificar si abusan de nosotros o si nos dejamos engañar. Pero lo cierto y claro es que obedecer a Dios trae mayor recompensa.
Lee con detenimiento los siguientes versículos. Por favor, léelos hasta el final aunque te parezcan muchos:
Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues. A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva. Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto. Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.
Lucas 6:27-36
Lo leíste completo, ¿verdad?
Ese pasaje excepcional nos enseña varias cosas, entre ellas:
- Debemos hacer el bien a los demás independientemente de que no nos devuelvan de la misma manera. Así que, en vez de tomar las cosas en lo personal, mas bien tratemos con gracia a aquellos que no la merecen, pues la regla debe ser tratarlos como yo desearía ser tratada.
- Hay mayor galardón en mostrar nuestra bondad hacia aquellos de quienes sabemos que no nos retornaran igual, ya que en lugar de ser ellos quienes nos recompensen será Dios mismo por nuestras buenas obras.
- Cuando somos bondadosas con quienes no lo merecen reflejamos que Dios habita en nosotras, que somos Sus hijas y reconocemos que, si Dios, el creador de todo es misericordioso con malos e ingratos, ¿quiénes somos nosotras para no actuar igual?
Por más simple que haya sido la falta que alguien haya cometido contra ti, pide a Dios que te ayude a soportar a los débiles, a ser generosa, servicial, a mostrar bondad y amor al prójimo de forma que tu reacción los sorprenda y dirija al Dios que te amó, perdonó y te extendió Su bondad cuando menos lo merecías…