Lo que pasa cuando no hago mi devocional
Nuestro tiempo con Dios en Su palabra es tan importante. Es una de las primeras cosas que nos enseñan que debemos adquirir como un hábito, desde que venimos a los pies del Señor al momento de creer en Cristo.
Es vital, es necesario, debe ser constante, sin embargo es una de las cosas en las que más podemos fallar.
A este tiempo de lectura de la Palabra y oración con Dios se le dice de muchas maneras:
Tiempo a solas con Dios
Hora silenciosa
Devocional
Vamos a usar esta última: devocional. El mejor tiempo para tener el devocional debe ser durante horas de la mañana, al iniciar el día, como hacía el salmista en Salmos 5:3 Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré. O aun mejor, como acostumbraba nuestro señor Jesús: Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. (Marcos 1:35)
Sin embargo despertamos a duras penas, queriendo quedarnos 5 minutos más… nos preparamos rapidísimo, salimos a nuestros afanes diarios, nos envolvemos en un montón de obligaciones y llegamos a casa al final del día, nos distraemos chateando, o viendo el televisor, o nos ponemos a hacer tareas o ___________________________ (llena tú el espacio en blanco) terminamos exhaustas, y nos vamos a dormir. Sin una pizca de Su palabra, sin Su guía y dirección, sin un momento de oración. ¿Te ha pasado? A mi si, demasiadas veces, lamento decir.
Las consecuencias de esta mala práctica son notables, al examinar los días en el que no tengo un momento para meditar en la Biblia y escuchar al Señor y ser escuchada por Él, veo lo mal que me fue en ése día. No hago un buen uso de mi tiempo, me pongo ansiosa, puedo ponerme de mal humor con facilidad, no tomo decisiones correctas, etc, etc, etc., no me va nada bien… Ahora, no es que el devocional sea un amuleto de buena suerte, ojo con eso.
Hacer el devocional no nos va a librar de situaciones difíciles en el día, pero va a cambiar nuestra perspectiva, nuestras motivaciones y nuestras reacciones.
Sin un momento con el Señor nuestros días no serán nada buenos, básicamente por estas dos razones:
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Cuando no tengo mi devocional me alejo de Dios
El mayor beneficio del devocional es pasar tiempo con Dios, conocerlo a Él, aprender qué cosas le agradan y ponerlas por práctica, saber cuáles cosas aborrece y rechazarlas. Nuestra meta, nuestra vida eterna, es Conocerlo a Él, el único Dios verdadero y a Jesucristo (Juan 17:3) porque como de seguro has escuchado, ser cristianas no es tener una religión sino una relación, y como cualquier relación que deseemos cultivar, debemos pasar tiempo con nuestro Padre.
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Cuando me alejo de Dios no puedo hacer (Su voluntad) nada
Y dirás, “bueno en realidad hago muchas cosas todos los días”. Pero lo que haces, ¿es lo que Dios quiere que hagas? Hay una gran diferencia entre hacer muchas cosas y hacer lo que Dios desea que yo haga. Cuando no pasamos tiempo con Dios nuestra comunión con Él se ve afectada, y por lo tanto no podemos hacer las cosas que Él nos ha llamado a hacer bajo su dirección, sino que empezamos a actuar según nuestras fuerzas e ideas. Separadas de Él, no podemos hacer nada. Está muy claro en Juan 15:5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
Lo que quiero decirte es que, tu y yo, debemos buscar a Dios diariamente para poder hacer Su voluntad y las obras que ya preparó de antemano para nosotras.
Más que hacer un devocional necesitas vivir una vida de devoción.
Tal vez piensas que has pasado muchos días lejos de Su presencia y te sientes apenada. No importa cuánto has fallado anteriormente, no dejes que la vergüenza te mantenga lejos de Dios. Confiesa tus pecados, y vuélvete a Él. Si no puedes en las mañanas ten tu devocional en la tarde o en la noche, pero no dejes buscar a Dios, para que puedas estar alineada con Sus propósitos para tu vida. Verás cómo cada cosa que te ocurre tiene sentido cuando estás manteniendo una comunión diaria con el Señor. Responderás diferente, pensarás más en los demás, la luz de Cristo brillará en ti, conocerás al Señor de una manera única y personal. Te lo aseguro.
¿Te animas a compartir las medidas que tomas para esforzarte en buscar a Dios diariamente?
Me encantaría que nos las digas en un comentario.