Fracasas porque no te preparas
El alma del perezoso desea, y nada alcanza;
Mas el alma de los diligentes será prosperada.
Proverbios 13:4
En Julio del año pasado estaba hablando con un amigo, y recuerdo haberle comentado que cuando me case mi deseo es ser una buena esposa y consentir a mi esposo en todo. A lo que él me responde: ¿Y cómo lo vas a consentir si no sabes cocinar? Ouchh ! I was like “¿Y el?” (rolled eyes). By the way, si chicas aún no sé cocinar lo cual suena terrible: lo sé (I can feel your judgment). La excusa que le di fue “voy aprender a cocinar antes de casarme”. Aunque en el momento su comentario medio me incomodó, llegué a la conclusion de que NO tengo que esperar estar a ley de un año para casarme para aprender a cocinar.
Y ésta es sólo un área de mi vida en la que mis ojos fueron abiertos para darme cuenta que si no me preparo frente a la vida mientras puedo, cuando llegue la oportunidad/es que estoy esperando puedo fracasar. Saber cuándo y cómo prepararnos frente a la vida require disciplina, determinación, y sabiduría.
A veces queremos obtener lo mejor sin ni siquiera prepararnos para recibirlo.
¿Quieres vivir cómodamente en el futuro? Tienes que sacrificarte ahora y estudiar para obtener una profesión. ¿Quieres ser mejor creyente? Debes sacrificar varias horas de las que inviertes en las redes sociales y proponer en tu corazón hacer una prioridad el buscar a Dios a través de su palabra y la oración. ¿Quieres ser una buena novia/esposa? Tienes que empezar a analizar cuáles áreas de tu vida carecen de las cualidades del amor verdadero que Dios nos enseña a través de 1 Corintios 13. ¿Quieres rebajar algunas libritas? Debes ir al gym (si es posible), y controlar la boca. ¿Quieres ser más piadosa? Debes proponer hacer morir todo lo carnal en tu vida: chisme, enojo, rencor, orgullo, soberbia, mentira, y ______ (you name it).
El proceso de preparación se trata de ser diligentes en florecer, trabajando arduamente en el presente para cosechar mejores resultados en el futuro. Como dice un refrán: Lo que fácil llega, fácil se va. Todo lo que vale la pena require sacrificio y esfuerzo. El desear algo no es sinónimo de conseguirlo, hay que trabajar por ello. Teniendo en cuenta que tenemos que sembrar para poder cosechar, analicemos cuándo y cómo prepararnos:
¿Cuándo?
Hoy es el mejor día para empezar a prepararnos. Cada una de nosotras conoce la área/áreas de su vida que necesita ser pulida. En mi caso, como les comenté anteriormente, necesito prepararme en el arte culinario, sin embargo esa no es la única área de mi vida que necesita ser mejorada. Necesito crecer en ser diligente, tener dominio propio, ser más paciente, entre otras cosas más. ¿Por qué hoy es el mejor día para empezar el proceso de florecer? Porque cada día que pasa en la que no prestamos atención a nuestros puntos débiles, son días es las que estamos menos cualificadas para recibir lo mejor de Dios para nosotras.
Dios se complace en darle buena dádiva a sus hijos, pero necesitamos prepararnos para recibirlo. La reina Ester es un ejemplo de ello. El libro de Ester en el capítulo 2 narra acerca de cómo Ester junto a las demás doncellas tuvo que durar 12 meses de preparación antes de presentarse delante del rey. Era un proceso necesario por el cual Ester tuvo que atravesar antes de convertirse en reina, y creo que su cambio no fue tan sólo externo sino también interno.
¿Cómo?
Existen muchos recursos que nos pueden ayudar a convertir nuestras debilidades en fortalezas. Nuestro primer y mayor recurso es la palabra de Dios. 2 Timoteo 3: 16-17 habla de cómo Dios por medio de su palabra nos enseña, redarguye, corrige e instruye a fin de que seamos perfectas, enteramente preparadas para toda buena obra. ¿No les llena de paz el saber que no estamos solas, sino que contamos con la ayuda de Dios en el proceso de ser conformadas a su imagen?
Otro recurso son nuestros amigos, aquellos que están llenos de la palabra de Dios. Amigos piadosos son espejos que nos ayudan en amor a darnos cuenta de aquellas imperfecciones que a simple vista son difíciles de percibir. Acércate a una amiga de confianza y pregúntale qué cosas considera te harían mejor creyente, mejor persona. Procura ser tu también una amiga llena de la palabra de Dios para poder bendecir a otras.
Y por último, seamos diligentes. Nada en la vida sucede porque si, hay una parte que nos corresponde hacer a nosotras. Seamos diligentes en no dejar para mañana lo que podemos hacer hoy.
Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas.
Eclesiastés 9:10a