Cuando todo esto pase, no te olvides de agradecer
Todos de alguna manera u otra estamos experimentando o hemos pasado por alguna crisis durante el tiempo que llevamos en pandemia. Ya sea emocional, económica, crisis de nuestra fe o de nuestra salud, o cualquier otro tipo, pero una de estas o una combinación de ellas ha estado presente en nuestras vidas.
Dicha situación nos genera ansiedad, incertidumbre,
desequilibrio en nuestras rutinas, preocupación y muchísimos otros malestares.
Sin duda, no son tiempos fáciles. Sin embargo, mi invitación con estos párrafos
para ti es que no pierdas de vista aquellas cosas que puedes agradecer a Dios a
través de todo esto.
Por más duro que sea lo que estés pasando, siempre, siempre hay algo qué
agradecer. Y Dios desea que en todo tiempo podamos hacerlo (Efesios 5:20). Tal
vez miras tu situación y digas: “en
realidad no, no tengo por qué estar agradecida el día de hoy, me está yendo
pésimo.”
Si esa es tu actitud, creo que estas más enfocada en tu forma de provisión que tu entiendes mejor que en la que efectivamente Dios utiliza. Cuando no recibimos las cosas a nuestra manera pensamos que no estamos recibiendo nada. Pero hay mucho, aun cosas muy sencillas como un colibrí que se asome a tus flores, por las cuales podemos decir: “Gracias Dios, veo que sostiene todo el universo.”
Sé que sabes que es bueno ser agradecido, pero hoy quiero recordártelo por dos razones:
- Para que descubras las tantas razones por las que hoy puedes agradecer.
- Para que cuando vengan mejores tiempos también los valores y no olvides tener gratitud.
En Lucas 17 encontramos la historia de 10 hombres leprosos que fueron sanados por Jesús. Al ellos darse cuenta que Jesús pasaba por los alrededores de donde estaban, clamaron:
¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!
En su necesidad y enfermedad reconocieron que Jesús era capaz de ayudarlos al extenderles misericordia y así lo hizo. Con tan solo hablar, le garantizó su sanidad. Les pidió que fueran a mostrarse ante los sacerdotes como era la costumbre de aquellos que eran limpiados de la lepra. Mientras iban de camino, y por fe, sus cuerpos fueron completamente sanos.
Estos hombres, que estaban aislados, iban a poder volver a estar con sus familias, amigos, disfrutar de la vida social una vez más. Y sé que nosotras también anhelamos eso también, ¿verdad?
Luego aconteció que…
Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.
Uno de diez, solo uno fue lo suficientemente humilde para volver y dar gracias por el milagro en el que tanto confiaron él y sus compañeros. A los demás, quizá la emoción del momento les nubló el pensamiento. Quizás…
Esta historia es muy enriquecedora para nosotras, probablemente estamos conscientes que Dios es misericordioso, tenemos fe en Él y le clamamos nos ayude en estos días de tanta enfermedad, dolor, distanciamiento. Y así será, esto va a pasar. Pero cuando ocurra no olvides a Dios, cuando las cosas mejoren, no nos olvidemos de volvernos al Señor, dándole gloria y agradeciéndole por Sus bondades a nuestras vidas.
Sé agradecida hoy y mañana.