Contentamiento en los tiempos del Instagram
Una vez más Carol toma su teléfono y entra a sus redes sociales. Primero Facebook, unos cuantos desplazamientos y sale rápido pues ya no es lo mismo de antes, en realidad ella solo quería acceder para que desaparezcan las molestosas notificaciones. Luego decide entrar a su favorita, busca el icono purpura y navega en un mundo sin fin de fotos y videos de 15 segundos, convencida que solo será por unos minutos.
-Oh, qué bonita blusa. Tengo mucho que no voy de shopping.
-Doble tap. Me encanta, debo ir a conocer ese café nuevo y aprovechar la oferta. Al parecer todos están yendo ahí, no puedo dejar de visitarlo.
-¡¿Otro baby shower?! Todas mis amigas están teniendo hijos y yo aun sigo soltera…
-Wao, su maquillaje esta impecable. ¿Será un filtro? O seguro se hizo alguna cirugía. Y yo que no tengo ni para un facial. Debería tomar mis ahorros y hacerme algo en este cutis.
-Oh, pero pensé que Miguel no iba a celebrar su cumpleaños por la pandemia. Dijo que solo haría algo pequeño. Pero a mí no me invitó. No le voy a dar me gusta, yo debí estar ahí.
-Una nueva biblia, qué hermosa portada. Se ve más resistente que la mía, si la hubiera visto hace dos semanas escojo esa en lugar de la que pedí por Amazon.
10:00am, uy el culto. Hace tiempo que empezó, déjame entrar a zoom… Aunque ya no tengo ánimos de nada. No sé porqué me siento muy triste, mejor entro a Netflix.
Creo que en algún momento, todas hemos vivido ese escenario de Carol, ya sea parcial o completamente. ¿Verdad?
No tengo nada en contra de Instagram, (aunque ganas no me faltan de eliminar mi cuenta) pero el efecto negativo que está teniendo se magnifica cada vez mas generando un descontento en sus usuarios provocado por la comparación y por un mal manejo de nuestro uso de esa red.
¿Sabías que “Los jóvenes que pasan más de dos horas al día en redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram son más propensos a sufrir problemas de salud mental, sobre todo angustia y síntomas de ansiedad y depresión”? Ese es el resultado de este estudio, realizado por la Royal Society of Public Health y la Universidad de Cambridge.
Y claro, como cristianas, sabemos a la luz de la Palabra de Dios, que no hay nada malo en sí mismo (Romanos 14:14). Nuestro mayor problema es nuestro corazón pecaminoso y las riendas que le damos a las obras de la carne por no alimentar debidamente al Espíritu Santo y dejarnos guiar y controlar por Él.
Preferimos navegar sin rumbo por un mar de imágenes (se suben 95 millones de fotos cada día en IG) que sentarnos quietamente a leer la Biblia y ser satisfecha por la única fuente de agua viva.
Y sí, Instagram y las demás redes puedes generar muchísimas cosas buenas y positivas. Probablemente, estás leyendo este articulo porque fuiste motivada vía IG a hacerlo, pero mi deseo es que estemos atentas y advertidas en aquellas cosas que no son de provecho y empecemos a ser mas consientes e intencionales con nuestro uso.
Dentro de las áreas en que nos podemos sentir descontentas e insatisfechas regularmente se encuentran:
La imagen física
¿De lo contrario, para que crear filtros? Y no solo esto, sino que las vemos tantas personas con sus fotos súper retocadas y perfectas que creemos que no tienen ningún complejo. Y permitimos que pensamientos de inferioridad nos inunden.
Posesiones
Que fulano adquirió un nuevo carro, que ya hay una nueva moda de ropa, que debo adquirir ese último libro. En fin, estar enterados de productos recientes es muy fácil. Hay un sinfín de anuncios patrocinados que nos llegan de acuerdo a nuestras preferencias que ya Instagram ha estudiado muy bien.
Estilos de vida
Vemos personalidades famosas o amistades asistir a tantos bellos y costosos lugares, y nos preguntamos por qué no tenemos esa dicha de andar por el mundo, tener lujosas casas, visitar los mejores restaurantes y vivir cada aventura extrema.
Vida cristiana
Increíble, pero cierto. Aun dentro del circulo cristiano podemos vernos afectadas por las publicaciones y cuentas que seguimos. Que si esa iglesia tiene mejor alabanza que la mía, que si debería adquirir ese nuevo recurso bíblico, etc.etc.
¿CÓMO DEBEMOS MANEJARNOS ENTONCES?
Aprendiendo a vivir contentas con lo que Dios nos ha provisto y satisfechas en Él, recordando que todo es vanidad, el mundo pasa y sus deseos (1 Juan 2:17). Vivamos cada día con los ojos puestos en Jesús y en la eternidad, no en cuentas de grandes marcas y famosos.
Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento,porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. 1 Timoteo 6: 6-8
Pidamos al Señor sabiduría y templanza para no pecar de avaricia o inconformidad poniendo en balanza lo que vemos que otros tienen con lo que se nos fue otorgado. Podemos desear buenas y nuevas cosas pero no dejemos que la inquietud nos arrope y amargue.
¡Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes. Lucas 12:15
El contentamiento se aprende y no depende de las circunstancias. Es una opción en la que ponemos a Dios y Su provisión en por encima de todo lo que vemos.
…He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Filipenses 4:11
¡Dios es suficiente!
Señor —dijo Felipe—, muéstranos al Padre y con eso nos basta. Juan 14:8
Por último, disfruta tu tiempo en Instagram siguiendo cuentas que te inspiren y edifiquen y tú también sé cuidadosa con lo que compartes de tu vida personal. Pero, independientemente de esto, cada quien es respónsale de cómo reacciona ante una publicación.