Una vez y Para siempre
Porque Cristo murió una vez y para siempre para perdonarnos nuestros pecados.
1 Pedro 3:18
Algunas veces podríamos imaginar la vida “perfecta” como la posibilidad de mantener intacto cosas importantes en nuestras vidas. Estoy segura que muchas de ustedes han visto en Facebook la imagen que dice “felicidad sería que mi madre fuera eterna”. El tener a alguien que amamos por tiempo indefinido sin tener que pasar por el difícil proceso de perderla para nosotros pudiera ser una forma de perfección. Casarnos con nuestra alma gemela y vivir “felices por siempre” también podría caer en este rango.
Lamentablemente esa no es la realidad que vivimos. Como curso natural de la vida nos toca perder a personas que amamos en el transcurso de la jornada. A veces también nos toca tener que separarnos de nuestra “alma gemela”, aquella la cual pensamos íbamos a vivir con ella por siempre. En otras ocasiones, ni siquiera podemos llegar a ejercer aquella carrera que pensamos íbamos a dedicar nuestra vida a ella. Todo como resultado de la esencia de la vida. Santiago 4:14 dice: Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.
Nunca podremos tener certeza del mañana ¿Qué pasará o no? Sin embargo podemos tener la certeza de que no importa los errores que hayamos cometidos en el pasado o podamos cometer en el futuro somos perdonadas en Cristo una vez y para siempre.
¿Qué significa ser perdonada en Cristo? Ser perdonada en Cristo quiere decir que…
- Somos libres del pecado.
- Vivimos bajo la gracia de Dios.
- Dios es nuestro padre, y contamos con su guía por el resto de nuestros días.
- Somos parte de una nueva familia.
- Hemos tomado la mejor decision de nuestras vidas.
¿Qué implica una vez y para siempre? Una vez y para siempre implica que…
- Al confesar nuestros pecados somos perdonadas instantáneamente, completamente, y eternamente.
- Nada de lo que hagamos nos puede separar del amor de Cristo.
- Nuestra deuda de pecado ha sido totalmente pagada.
Aún cuando nada de las cosas de este mundo son perfectas/eternas, contamos con una salvación que lo es. Jesús murió por nuestros pecados una vez y para siempre. Y ese sacrificio hace posible que ya no seamos esclavas del pecado, al contrario, hijas de un Dios que por amor entregó lo más preciado (su hijo Jesucristo) para darnos vida, y vida en abundancia.