No vivas en el pasado
Pasado perfecto, pasado imperfecto, pasado indefinido… Ese tiempo verbal que tenemos que aprender a conjugar y pronunciar bien (sobre todo en inglés jeje) y usamos desde muy temprano: yo estaba… tú fuiste… él me dijo… El tiempo pasa rápido y nos va dejando un almacén de recuerdos que tienen la capacidad de animarnos y alegrarnos o entristecernos y encerrarnos. Tanto lo que pasó como lo que pudo haber sido (lo que no pasó) quedan fuera de nuestro alcance y no podemos cambiarlo en absoluto.
Es grandioso que el ser humano haya sido dotado por Dios con una memoria, recordar es un gran regalo. Traer a tu memoria acontecimientos pasados puede ser una actividad sumamente agradable… o desagradable. Ya sea un hermoso recuerdo o aquel deseas que nunca hubiera ocurrido, tienes que manejar sabiamente como haces uso de tus recuerdos. He llegado a la conclusión de que no debo vivir en el pasado pero es bueno visitarlo con frecuencia.
Con todo y sus momentos buenos, vivir en el pasado puede traer sentimientos de culpa, frustración y tristeza, parece que ahora tenemos una mejor respuesta y sabemos con claridad lo que debimos haber hecho y qué no, con tal de que hoy ya no sea un recuerdo que nos atormente.
Tu relación con el pasado dependerá de tu enfoque. Ten pendiente esta pregunta cuando mires atrás: ¿logras ver cómo Dios obró en tu vida anteriormente o solo estas pendiente a tus propios deseos?
El pasado y >>el yo<<
En su trayecto a la tierra prometida, el pueblo de Israel se cansó de comer mana, ¡ellos querían carne! Y empezaron a recordar el “exquisito” menú de la esclavitud: melones, pepinos, cebolla, ajos, puerros, pescado (pero querían carne… el ser humano es complicado). En el capítulo 11 del libro de Números puedes leer todo el drama que hicieron. Ellos olvidaron la provisión de hoy por recordar la pasada, olvidaron la mano de Dios que les estaba proveyendo alimento del cielo, en un lugar desierto ellos tenían qué comer. Y pasa así es nuestras vidas, muchas veces por querer algo bueno del pasado nuevamente, pasamos por alto lo bueno que tenemos hoy y no damos gracias y alabanzas a Dios por Su continua bondad.
Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia,
Y su verdad por todas las generaciones. Salmos 100:5
El pasado y Dios
Que distintos fueron los recuerdos de David cuando los Filisteos amenazaban al pueblo de Dios. En vez de acordarse de la paz anterior (lo que querían), o de pensar en que el rey Saúl no tenía un soldado capaz de enfrentar a Goliat (lo que no tenían) él se acordó de Dios y cómo obró en su vida en el pasado. Lleno de valentía se propuso como candidato en contra de aquel gigante y ante la notable incertidumbre del rey David respondió:
… Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente. Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo. 1 Samuel 17:34-37
¿Lo notaste?
David puso atención al carácter de Dios en el pasado y eso lo motivaba en el presente. El confió en que Dios, que es inmutable, podía ayudarlo como lo había hecho antes. No se quedó pensando en lo que tenía en el pasado y anhelaba hoy, o en lo que no tenía y deseaba.
¿Estás preocupada porque quieres o necesitas cambiar de trabajo? anteriormente Dios te proveyó ese, Él lo puede hacer otra vez. ¿Piensas que no logras tener la misma salud y energía que tenías 5 años atrás? Dios te ha sostenido hasta este tiempo, agradece. Dios puede ayudarte en lo que necesites hoy, como lo ha venido haciendo desde que llegaste al mundo. Confía en Sus atributos.
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Vivir en el pasado nos lleva a prestar atención a lo que no tenemos hoy, mejor visita el pasado para pensar en las tantas formas en que Dios ha estado contigo y obrado para ti. Su fidelidad, su misericordia, bondad y provisión están disponibles hoy, tanto como lo estuvieron ayer.