Principios bíblicos para considerar a la hora de vestir
Para el cristiano no hay ningún área en la que no podamos actuar con las instrucciones bíblicas. Tenemos mandamientos muy específicos, como “no mataras”, o “amarás al Señor tu Dios con toda tu corazón, alma, y fuerzas”. Pero también existen aspectos en los que no encontramos ordenanzas particulares. Ante estos casos debemos regirnos por principios bíblicos.
El tema de la vestimenta es uno de esos casos, no vamos a toparnos con un listado en las Escrituras de qué estilo en específico usar, o de la mano de qué diseñador en especial vestir, pero si vamos contar con algunos principios que nos ayudarán a determinar si un atuendo es apropiado o no. Aquí les comparto algunos:
- Debemos vestir para la gloria de Dios
1ra Corintios 10:31 Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.
Esa debe ser nuestra principal motivación para todo. A veces nos cuesta, ¿cierto? Pero estamos llamadas a obrar para agradar a nuestro Señor sobre cualquier otra cosa. Esto se traduce en que no nos interesa deslumbrar a los demás con lo que llevamos puestos, pues no estamos usándolo para ser el centro de atención, sino para nuestro Padre.
- Cubrir y esconder aquellas áreas más privadas
Génesis 3:21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
Nuestra ropa debe tener el propósito de cubrir. Cu- brir. Si, cubrir. Sé que encontrar ropa que cumpla con esto es todo un reto, pero debemos esforzarnos porque sea así. Muchas veces para lograrlo debemos auxiliarnos de algunas prendas extras, pero siempre valdrá la pena.
- No hacer tropezar o hacer caer a los demás
Romanos 14:21 Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite.
No cubrir apropiadamente nuestro cuerpo puede provocar que otros se vean tentados a tener pensamientos indeseados. Por lo tanto debemos preguntarnos si lo que vamos a usar podría causar esto en los demás. O incluso si molestaría o distraería a otros en cierto momento, pues hay prendas que no son malas pero que pueden disgustar a nuestros hermanos en ocasiones particulares; si sabemos esto, debemos evitar usarlas para edificación de los demás.
- Sin avaricia
Hebreos 13:5 Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora.
Muchas veces tenemos alguna actividad especial y queremos ir con alguna ropa nueva, eso no está mal, pero puede ser que no tengamos dinero para ello, o que existan algunas prioridades que no nos permitan gastar dinero innecesariamente. O sentimos el deseo de comprar y comprar, o tal vez nos sentimos mal porque otras aparentemente tienen más ropas que nosotras. En casos como estos nos ayudaría mucho recordar este principio, de estar contentas con lo que tenemos. Tal vez agregando unos lindos accesorios a ese vestido básico negro sea suficiente…
- Sin ostentación
1ra Pedro 3:3 Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos.
Los peinados, vestidos y adornos no tienen nada de malo en sí mismos, pero cuando esto se usa con el plan de ser excesivo, extremo y lujoso, y que es exhibido con el deseo de que otros me consideren superior o de mejor estatus, hay un problema. Estas características deben estar ausentes en todo cristiano, pues lo mejor es que resalte de nosotros la humildad y la sencillez y que vistamos y nos comportemos sin la intención de llamar la atención.
- Con delicadeza y feminidad
Proverbios 31:22 Se hace mantos para sí; su ropa es de lino fino y de púrpura.
En el ejemplo de la mujer virtuosa leemos que ella vestía con purpura y lino y que se hacía mantos para sí. Ella tenía especial cuidado con lo que vestía y usaba telas delicadas, ella no estaba desarreglada.
Por otro lado nuestra ropa y conducta no debe parecerse a la de los hombres. Nancy Leigh DeMoss, en su libro “Mirror, Mirror on the Wall”, (espejo, espejo en la pared) nos dice:
“Tu ropa debe ser los suficientemente estrecha para mostrar que eres una mujer, y lo suficientemente suelta para mostrar que eres una dama”.
Espero que estos principios te ayuden a poder filtrar las intenciones de tu corazón a la hora de vestir.