La Chica Perfecta
Te podrás estar preguntando ¿Quién se puede llamar así misma “La chica perfecta”? Bueno, yo (Karen) lo hice. Y justamente hoy quiero hablarte sobre esto, sobre etiquetas que nosotras mismas nos otorgamos y que sin darnos cuenta en el momento, éstas revelan una condición de pecado en nuestro corazón. Sin embargo, bueno es Dios que no nos deja vivir en el error, sino que de forma peculiar y en ocasiones dolorosa (lo cual fue mi caso) abre nuestros ojos a su verdad.
Esta etiqueta la estuve llevando a partir de los 18 años, ella fue mi “pan de cada día”. Era algo que reflejaba orgullo en mi corazón, pero sólo hasta que trascurrieron 3 años y me sumergí en una historia que me causó dolor, pero que a su vez entiendo fue lo que el Señor utilizó para hacerme ver cuán equivocada estaba, pude ser libre de esta mentira que yo misma había creado. Sé que quieres saber acerca de la historia de la cual te estoy hablando, así que aquí te va (pero antes un trasfondo de mi vida para que puedes entender el origen de todo esto):
Desde que nací fui criada en un hogar cristiano, pero como todas sabemos eso no me garantizaba mi salvación, así que a la edad de los 9 años acepté al Señor Jesús como mi salvador personal. Por la gracia de Dios y la tremenda mujer virtuosa que Dios me regaló para que sea mi madre, siempre he tenido la bendición de crecer con convicciones fuertes, de andar diferente a lo que es lo común en el mundo de hoy.
A medida que fui creciendo, para ser específica, a la edad de los 12 años, Dios me dio la oportunidad de participar en un ministerio de pantomima en el que a su vez también hice la función de líder. A la edad de los 16 años, Dios me llama a trabajar en un ministerio de adolescentes, lo cual como comprenderán, no me sentía cualificada para llevar ese ministerio a cabo. Me decía a mí misma, Dios tiene buen sentido del humor, porque ¿Cómo me llama a trabajar en un ministerio de adolescentes siendo yo una?
Pero como los caminos de Dios son misteriosos, al final fui parte del ministerio y me di cuenta en el proceso de que es uno de los ministerios que forman parte del plan de Dios para mi vida. Amo trabajar con adolescentes/jóvenes. Ya teniendo un background de mi historia, ya vamos al punto (no se me desesperen)
Siempre he sido tenida en alta estima por muchas personas, muchos de mis amigos masculinos recalcan “la gran chica que soy” y “qué afortunado será la persona que logre conquistar mi corazón”…Sí, lo que estás pensando: como que se me subieron los humos a la cabeza. Esa es la razón por la cual siempre me consideré el partido ideal para cualquier chico. Nunca antes tuve la oportunidad de hablar con un chico para fines de noviazgo hasta la edad de los 21 años.
A la edad de los 21 años empecé a hablar con alguien con el propósito de formalizar una relación. En el proceso de conocer la persona y ser conocida, la etiqueta que me había otorgado de ser “La chica perfecta”, hizo que muchas veces en desacuerdos mantuviera una actitud de orgullo, cuando mi respuesta como hija de Dios debió haber sido de humildad. Dios en su misericordia me enseñó algunos puntos importantes que quiero que mantengas en perspectiva (ya seas que estés en una relación o no):
Me enseñó…
- Que mis convicciones no son suficientemente firmes si no estoy dispuesta a defenderlas a cualquier costo.
- Que no poseía un corazón rendido a él (como creía) cuando a través de diferentes circunstancias me hizo ver que debía terminar el proceso que no hace poco había empezado con este chico, ya que el mismo proceso en vez de acercarme a él, estaba desviando mi mirada de él.
- Me hizo darme cuenta que estoy MUY lejos de ser “la chica perfecta”, y que en orden de poder lograr serlo debo aprender a verlo a él como fuente principal de mi felicidad.
- Me enseñó que debo primero SER en orden de poder HACER.
- Que debo primero convertirme en la mujer piadosa que Proverbios 31 nos enseña, si quiero que el Sr. Correcto llegue a mi vida.
No es justo anhelar un hombre de Dios, cuando no somos ni la cuarta parte de lo que la biblia enseña debe ser una mujer de Dios.
Como sabrás, mi intento de relación con este joven fracasó. Al final lo que quedó para ambos fueron heridas, heridas que hubieran podido ser evitadas si hubiera tenido un corazón sensible a la voz de Dios. Pero gloria a Dios por todo, porque como escribió Elisabeth Elliot:
“Dios no te protegerá de lo que puede hacerte más como Jesús”.
Para tomar en cuenta
Si tienes novio, procura que cada día tu relación glorifique a Dios en todas las áreas de tu noviazgo, recuerda que en la multitud de consejos está la sabiduría, así que no menosprecien el dejarse guiar por personas que les pueden ayudar a llevar un noviazgo digno a los ojos de Dios. Pídele al Señor que te ayude a ser de bien para ese chico que él ha puesto a tu lado, que él pueda ver en ti una joven piadosa cada día (¿qué reto, no?)
Y si eres de las que están en el club de orarle al Señor desinteresadamente para que le provea un yerno a su madre (como escribió Don Critiano) <risas>, espera en el Señor. Su tiempo es perfecto y si aún él no ha traído a tu vida el Sr. Correcto, es porque está terminando de forjar en ti la Joven Correcta. Aprovecha este tiempo de soltería para servir a Dios y conocerle aún más.